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Buques Aliados llevan miles de toneladas de pertrechos y armas a Rusia a través de Murmansk. La Luftwaffe y la Kriegsmarine tratarán de impedirlo.

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Convoy PQ17


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Imagen real de un Ju88 sobre el PQ17


Decisions and Disaster


A comienzos del año 1942, Stalin exigía más y más ayuda de sus aliados para poder detener la ofensiva alemana. Roosevelt y Churchill trataban de complacer al Kremlin, además de compromiso entre aliados, estratégicamente les beneficiaba a los aliados: El Afrika korps estaba poniendo en jaque a unas tropas aliadas superiores amenazando el Canal de Suez. Si la resistencia rusa aumentaba, Hitler tendría que mandar recursos a Rusia y no a África.


En el mes de mayo el convoy PQ-16 había perdido 16 barcos cuando se prepara el más grande convoy hasta esa fecha que debía llevar a Rusia equipo militar con un valor de 500 millones de dólares. Los mandos militares recomendaron posponer la partida para los últimos meses del año, debido a que en la época en que se tenía programada la salida del convoy las zonas polares son iluminadas por el sol prácticamente durante las 24 horas del día. Siguiendo los planes trazados, los mercantes estadounidenses cargados llegan y el PQ-17 se ensambla en Hvalfjordur, Islandia. El día fijado, el convoy inicia su marcha rumbo a Murmansk. La flota mercante está compuesta por 35 barcos y las escolta al mando del comandante J.E. Broome, comprende 6 destructores, 4 corbetas, 2 barcos auxiliares antiaéreos, 3 barreminas, 4 arrastreros anti-submarinos y dos submarinos.

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HMS Victorious



Otros cuatro cruceros con sus respectivos destructores de escolta al mando del Vicealmirante H.K. Hamilton, le daban cobertura antisubmarina a distancia. Como protección adicional, la Home Fleet formada por el portaaviones HMS Victorious y el acorazado USS Washington, escoltados por el Acorazado HMS Duke of York, cruceros y destructores, al mando del Almirante Tovey, se mantienen a unas 200 millas distancia, lo suficiente para darle cobertura aérea al convoy en caso necesario, hasta que pasen el Cabo Norte.

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La ruta establecida marca un derrotero que pasa cerca a Svalbard, el norte de las Islas de los Osos y bordea el límite del círculo polar para cambiar luego rumbo al sur bordeando Novaya Zemlya a través del Mar de Barents para caer en el Mar Blanco con rumbo sur. A poco de iniciar la travesía, un barco sufre un desperfecto y se ve obligado a regresar, otro sufre una avería por el hielo y también regresa. Pero desde el momento en que el convoy se hace a la mar, el submarino U-456 lo avista y se mantiene en vigilancia tratando de establecer el rumbo de la enorme flota. A partir del 01 de julio, la Luftwaffe se une a la cacería y comienza una serie de ataques a partir del día siguiente.

Los primeros hundimientos ocurren a partir del día 4 de julio cuando los mercantes izan sus banderas nuevas festejando el aniversario patrio de EEUU. Ese día dos mercantes son hundidos. En esos momentos llega la fatídica orden de Londres de dispersar el convoy y que la mayoría de los barcos escolta regresen a Scapa Flow dejando solamente a los barcos antiaéreos y algunos barreminas. El almirantazgo había recibido noticias de inteligencia que aseguraban que el DKM Tirpitz acompañado del DKM Prinz Eugen y una flotilla de buques escolta había zarpado de Trondheim para interceptar al convoy.

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Bf110 del 14.(Z)/JG5


Al día siguiente doce barcos más fueron hundidos, seis de ellos fueron tocados por la Luftwaffe y cuatro submarinos hundieron a los restantes. Lo dramático del asunto es que los acorazados alemanes no habían zarpado para interceptar al convoy sino simplemente estaban cambiando de puerto, aunque el día cinco el DKM Tirpitz recibió la orden de hacerse a la mar. Sin embargo, en vista de los éxitos que estaban obteniendo los submarinos y la Luftwaffe, se le ordenó permanecer en el puerto. El día 6 fueron hundidos otros 2 mercantes, uno por la Luftwaffe y otro por el submarino U-255. Los días 7 y 8 fueron atacados y hundidos otros cinco barcos, dos de ellos por el mismo submarino; hasta ese día la Luftwaffe había hecho 202 salidas contra el convoy. El día 9 de julio, el resto de la escolta dio media vuelta, pero afortunadamente para los mercantes, ese día no hubo nuevos ataques.

La travesía del convoy estuvo plagada de problemas internos. Hubo motines, confinamiento bajo cubierta, capitanes mercantes que bajaron las banderas y enarbolaron banderines anunciando rendición incondicional. Otros embarrancaron sus barcos en las playas y los abandonaron. Los tripulantes de 9 mercantes desertaron, algunos antes de ser atacados, y otros capitanes barrenaron sus barcos para ser rescatados y regresar más seguros. El 8 de julio de 1942, el Völkischer Beobachter anuncia en primera plana "Der Vernichtungsschlag gegen den grossen Geleizug im Eismeer. Trotz stärkster Sicherung 192400 BRT.!" es decir, "Devastadora explosión de un gran convoy en el mar polar. ¡A pesar de la enorme escolta hundimos 192.400 toneladas!" Dos de los buques supervivientes alcanzaron el puerto de Arkangel el 10 de julio, otros nueve arribaron al puerto de Murmansk la siguiente semana. Para entonces los alemanes habían hundido 142.500 toneladas de buques y 150 tripulantes habían muerto. Miles de vehículos fueron a dar al fondo del mar, así como también 430 tanques, 210 bombarderos y 100 mil toneladas de carga de varios tipos. Un barco más fue hundido por el U-255 cuando hacía el viaje de regreso. Debido al desastre, el convoy PQ-18 fue retrasado hasta setiembre lo que causó la enérgica protesta de Moscú. En esa oportunidad fueron hundidos 30 barcos pese a la escolta de 50 buques y los convoyes se suspendieron hasta diciembre cuando la oscuridad invernal sería aliada de los convoyes.

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La suma de los hundimientos del PQ16, 17 y 18, fueron un éxito para la Luftwaffe y la Kriegsmarine. Supuso comparativamente las bajas producidas por una gran batalla sin apenas bajas comparables para los alemanes. Eso si el PQ17 fue el éxito más acusado de los tres. Ahora tenemos la oportunidad en esta campaña de repetir la historia o invertirla.

En esta campaña lo predominante será el mal tiempo obligando a los pilotos a ser exactos en el vuelo a estima y el uso de las radioayudas. Esto, unido por un lado al uso de torpedos y bombas contra barcos y por el otro a defender un convoy en inferioridad estratégica hasta que lleguen a la cobertura de la VVS.

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